En terapia individual la persona recorre un proceso de aprender a darse cuenta de lo que hace y cómo lo hace, por eso ha de ser esencialmente activo y responsable.
En Mirarte lo hacemos con mucho mimo y cuidado del vínculo que se establece entre la persona que pide ayuda y la persona terapeuta. «El amor lo sana todo» es una de nuestras máximas. El amor propio y hacia las demás personas y el mundo cambian nuestra miradas y nos ayudan a renunciar al sufrimiento.
La persona aprende a descubrir y lograr sus objetivos, y satisfacer sus necesidades a través de sus propios recursos.
La persona es tratada como una totalidad, atendiendo a lo que piensa, siente y hace.
La persona terapeuta acompaña, apoya lo sano, la parte Esencial de la persona y frustra las conductas insanas o neuróticas del falso yo.
La persona aprende a observarse y a experimentar sus conductas prestando conciencia a las mismas, solo así podrá producir cambios en su vida. Que sienta, piense y actúe de una forma integrada y lo más armónicamente posible.
El objetivo de la terapia, en palabras de Perls (creador de la Terapia Gestalt), es que la persona alcance la madurez y consiga pasar del apoyo ambiental al autoapoyo.